¿ Escatimamos a la Hora de Reconocer Méritos?

El otro día, leí que el número de quejas y reclamaciones guarda una proporción de 20 a 1 con los agradecimientos en cualquier servicio de atención al cliente. Me pareció un dato que ilustra muy bien cómo somos a la hora de reconocer los méritos ajenos. Estamos en nuestro derecho de reclamar si sentimos que no estamos siendo bien tratados, si no obtenemos lo que es legítimo y nos corresponde, pero si nos ceñimos a la proporción  antes mencionada, la única conclusión posible es que las cosas no funcionan bien. De hecho, si tenemos 20 quejas y sólo una felicitación solo cabe pensar que sea lo que sea que se está haciendo,  no se está haciendo bien. Eso es poco probable ya que ningún negocio, ningún producto sobrevive a esos números. Sólo queda pensar  que estamos más dispuestos a quejarnos  de los demás que a reconocer su mérito cuando estos nos favorecen. Eira Psicoterapia - Estrés

¿Por qué  no damos tanto feedback positivo como negativo? ¿nos resulta tan difícil reconocer los méritos ajenos? Existen hojas de reclamaciones y órganos como el defensor del pueblo que se encargan de nuestras quejas y defender nuestros derechos pero ¿alguien gestiona las felicitaciones?

Cierto es que lo más normal es no necesitar que nos digan continuamente lo bien que hacemos las cosas y que nos solemos conformar con que no nos machaquen. Pero cuando alguien valora nuestro esfuerzo  la satisfacción es innegable. Esto nos anima a continuar esforzándonos y nuestra autoestima crece un par de centímetros.  Quizás esa sea una de las razones por las que nuestro esfuerzo pase desapercibido,  algo así como “si le digo lo bien que lo ha hecho, lo mismo se relaja y deja de hacerlo tan bien”. Claro que hasta el caballo más veloz agradece un azucarillo de vez en cuando y eso no le resta un ápice de velocidad.

Otro motivo para racanear cumplidos merecidos es la creencia generalizada es que hacer las cosas bien no tiene nada que ver con el mérito, sino que es una obligación.  “No hace falta que le diga nada porque solo está cumpliendo con su deber”.Unos padres que ahorran el dinero para que la familia se vaya de vacaciones, un médico tiene que dar una mala noticia a un paciente,  un estudiante que con su trabajo saca buenas notas…todos cumplen con su deber pero cumplirlo  ¿es fácil? ¿o implica esfuerzo y algún que otro conflicto? Si no tenemos problemas en señalar y juzgar cuando se falta al deber, deberíamos estar dispuestos a valorar y agradecer que se cumpla con él.

También existe cierta reticencia a alabar por miedo a que la persona se crezca al saber lo valiosa que es y que su comportamiento cambie. Esto también pasa con el reconocimiento interno, también muy necesario. “Le quito importancia a mis méritos no vaya a ser que la gente piense que me lo tengo creído” de forma que los poco piropos que controlamos nosotros mismos tampoco llegan.

Michael Jackson decía en una de sus canciones si quieres hacer del mundo un lugar mejor, échate un vistazo
a ti mismo y haz un cambio. Eso es lo que os propongo hoy. Si que alguien reconozca vuestra labor y vuestro esfuerzo os arregla el día, arregladle el día a alguien reconociendo el suyo. A ver si conseguimos entre todos hacer que haya una carta de agradecimiento por cada carta de reclamación.